Por Mario Juliano (*).- Deseo recordar qué significa la prisión perpetua en la Argentina contemporánea. Para decirlo rápida y sintéticamente, se trata de una pena de muerte. Una pena a morir preso.
De acuerdo al orden jurídico internacional (al que adhiere nuestro país con rango constitucional) se encuentran proscriptas las penas crueles, inhumanas y degradantes.
Por qué motivo una pena a morir preso es cruel, inhumana y degradante? Porque la Constitución dice que las penas tienen por fin la resocialización del reo y, como es obvio, es imposible resocializar a quien jamás va a recuperar la libertad.
De acuerdo a las reformas operadas a la legislación argentina en 2017, la inmensa mayoría de los delitos penados con prisión perpetua no admiten libertad condicional ni salidas anticipadas.
El cuestionamiento a esta forma de prisión perpetua no implica minimizar la gravedad de los hechos con que se amenaza prisión perpetua. Normalmente se trata de hechos gravísimos que deben ser sancionados en consonancia.
Pero, además, la prisión perpetua, como pena única e indivisible no admite matices. Todas las responsabilidades son iguales. Y los hechos demuestran que las cosas no son de ese modo.
La Argentina debe reformar su legislación y hacer que la prisión perpetua sea compatible con Constitución, como lo era en el Código Penal original.
(*) Juez Penal